La mejor técnica para pintar el mimbre
Además de para elaborar rollos de mimbre para cerramientos de mimbre natural para vallados de terrada y jardín, la materia prima con la que los elaboramos y que se extrae de la Serranía de Cuenca, es una fibra muy elástica que también se emplea en la confección de muebles. Estos, igual que nuestro sistema de ocultación poseen ventajas sin igual, ya que resisten estupendamente a las incidencias climáticas, le dan un toque cálido al ambiente y combinan con toda clase de estilos. Sin embargo, en ocasiones resulta necesario pintarlos para protegerlos, renovarlos, restaurarlos y un largo etcétera. Descubre la mejor manera de hacerlo:
En primer lugar, elige un sitio donde pintarlo que esté bien ventilado. Si lo haces al aire libre, controla el tiempo, la dirección del viento, el polvo y flores de la zona –que podrían quedarse pegados a la pintura fresca-, etcétera. Independientemente de donde lo hagas, coloca un cartón o lona en el suelo para evitar que se ensucie, en caso contrario te tocará repasarlo con aguarrás.
Ponte unos guantes de látex para no mancharte las manos y tener una gran amplitud de movimientos y prendas viejas para las salpicaduras. Antes de comenzar la tarea ten en cuenta que, a tu lado deberás tener la pintura, varios trapos, la aspiradora, una lija de grano fino, un pincel y una brocha y un cepillo de alambre.
Lo básico será preparar el mimbre para la pintura. Lima los salientes y quítale el polvo. Para que el resultado sea perfecto, llévalo al autolavado y lánzale agua a presión. Déjalo secar un par de días, pásale un trapo para atrapar el polvo que pueda haber quedado atrapado entre las cerdas y empieza a aplicar la pintura con la brocha. Para las partes pequeñas usa el pincel. También tienes la opción de utilizar pintura en aerosol o una máquina automática, que te ahorrarán gotas y burbujas.